lunes, 8 de octubre de 2018

El espacio y las actividades de lengua oral



“Un espacio de vida tan escaso como el del aula no se tiene ni en la celda de la prisión. Los profesores, al menos, pueden utilizar algún armario, moverse por el aula, salir, entrar. Si se dieran todas estas circunstancias en el hogar, sería un ambiente inso- portable”.
(Gimeno, 2003)

Las aulas no son el reflejo de la vida cotidiana, de las casas, de la vida que se desarrolla en sociedad, no están pensadas para niños/as.
En la actualidad las aulas se dotan de sillas, mesas, armarios, pizarra y percha… ¿Es suficiente? Se nos olvida...
-Que el juego y el movimiento forma parte de un alumno/a desde sus comienzos en la etapa de infantil.
-Que el alumnado es curioso, aprende por manipulación, debe aprender a ser autónomo.
-Que necesita comunicarse, hablar, expresarse.
-Un/a niño/a no puede estar sentado 5 horas en un aula.

Desde nuestro punto de vista...

Existen ciertos espacios en la vida cotidiana diseñados para realizar tal o cual tarea, tal o cual evento. En las aulas, o fuera de ellas deberíamos disponer de diferentes ambientes que dieran respuesta a las necesidades de desarrollo integral del alumno/a.
El uso de los espacios de los Centros debería estar disponible para según qué tareas se diseñen, se planifiquen para acceder al conocimiento en la etapa actual.
En el tema que hoy nos ocupa nos preguntamos cómo influye la distribución del espacio en el desarrollo de las actividades de lengua oral.
Las docentes y los docentes planificamos el ambiente escolar según nuestra intención educativa y según el mobiliario del que dispongamos. No podemos obviar la importancia que de ello se deriva, al poner a los/as alumnos/as en situaciones diferentes en el aula, o fuera de ella.
Al pensar en un texto oral, tenemos que tener en cuenta diversos apartados, y uno de estos, es sin duda la organización espacial.
¿Qué organización es la más conveniente para garantizar el éxito en la adquisición de los aprendizaje que pretendo fomenta en mi alumnado? ¿Es posible cambiar nuestras prácticas sin cambiar la organización del espacio? ¿Hasta qué punto la distribución del espacio determina las interacciones que se dan en el aula?

Vamos a analizar diferentes situaciones, donde el texto oral es el protagonista de nuestra reflexión:  

 Comenzamos con la ASAMBLEA texto oral por excelencia en Educación Infantil. .
No podemos crear o generar un espacio, sin antes haber definido qué objetivos perseguimos, sobre qué tema vamos a trabajar, quién será el/la moderador/a, quién el/la secretario/a y qué materiales necesito para escribir turnos, ideas, argumentos…
Cuando los materiales son libretas, lápices, folios… está claro que el/la secretario/a necesita escribir, sí que necesitaremos una mesa y silla para escribir. Pero ¿Qué disposición será la que organicemos para el resto de participantes?
- Debemos pensar en que todos/as los/as participantes necesitarán verse, mirarse, para poder escuchar mejor.
- Si es necesario colocar al moderador/a y secretario/a en una posición donde sea visto y escuchado por lo demás.

En educación infantil la asamblea es una actividad cotidiana que se ha convertido en rutina, todas las aulas disponen de un lugar (más o menos amplio y más o menos acogedor) en donde el alumnado junto con la maestra o el maestro se sienta para hablar sobre diferentes temas y organizan el trabajo diario.

Cuando comenzamos a trabajar el texto oral asamblea, nos planteamos cambiar en sí el concepto que teníamos de asamblea, sobre todo las maestras que trabajamos en infantil puesto que en primaria era un tema más o menos novedoso. Comenzamos por delimitar qué entendíamos por asamblea para diferenciarla del espacio que utilizamos para las rutinas diarias, pasar lista, el calendario… Abordamos la asamblea como herramienta de toma de decisiones o gestión de la vida del aula, en la que las niñas y los niños son los protagonistas, dialogan, discuten, deciden y se llega a acuerdos,  en consecuencia la clave para el diseño del espacio radica en dar la voz al alumnado y esto comienza por cambiar la organización jerárquica del espacio .
Estamos acostumbradas a que sea la figura del docente quien dirija la asamblea por lo  tanto tiene un lugar preferente en el que todas y todos puedan visualizarla y escucharla, en la mayoría de los casos la comunicación es radial, la maestra pregunta - el/ la  niño/a contesta y así sucesivamente hasta que todos participan.
Cuando comenzamos a trabajar con la asamblea como órgano de toma de decisiones, descubrimos la importancia de que fuera el propio alumnado el responsable de conducir la asamblea desempeñando el rol del moderador o moderadora.

Para ello introdujimos el primer cambio: la maestra ocupa un lugar más en la asamblea mientra que el alumno/a que va a ser moderador/a se coloca en un lugar preferente.
Pero romper con la figura del/a  docente como conductor/a de la asamblea conllevaba no solo un cambio de intenciones sino un cambio más radical en la distribución en el espacio.  Observamos que aunque como maestras permaneciéramos calladas, cosa que es difícil porque tendemos a “reorganizar”, “reconducir”...sin apenas percatarnos de ello, las niñas y los niños seguían dirigiéndose a nosotras, nos seguían  con la mirada,  buscaban nuestra aprobación.
Introdujimos el segundo cambio: La docente ocupa un lugar  secundario en la asamblea: para conseguir esto, hemos de recordar que las niñas y los niños nos siguen percibiendo como la maestra y no como uno más de ellos, es necesario primero estar colocada en el mismo plano, si el alumnado se sienta en el suelo nosotras no podemos estar sentada en un silla; y quizás lo más difícil por el miedo que como docentes  tenemos a perder el control sobre la clase,  es  situarnos fuera del espacio de la asamblea. Superando nuestros miedos iniciales,  la experiencia nos ha demostrado que romper con esta disposición espacial nos permite observar y escuchar a las niñas y a los niños que se convierten así en los verdaderos protagonistas y conductores de la asamblea.

Hay pequeños recursos que nos ayudan a crear espacios para la asamblea: si el moderador/a,  el secretario o secretaria, han de anotar el turno de palabra, las decisiones que se toman, etc.. necesitará estar colocado de manera que les permita escribir, para ello nos podemos servir de una pequeña mesa en donde puedan apoyarse.




También es importante que dispongamos de un lugar donde anunciar la fecha de la asamblea y el orden del día.










Como en cualquier otro texto, con las exposiciones Orales investigar con el alumnado cual es la mejor distribución del espacio conlleva probar, grabar los resultados para ver las ventajas y los inconvenientes.

Antes de tomar ninguna decisión es necesario que el alumnado pueda ver diferentes modelos de organización del espacio  y materiales empleados, para ello nos servimos de recortes de vídeos de conferencias de youtube y asistimos a  las exposiciones de otras clase.
El alumnado ha de tomar decisiones en relación a:
-     Si el ponente: se sitúa en el mismo plano o en un plano elevado sobre los oyentes, tarima..
-   Con o sin atril, si  utilizamos una mesa,
-    Si nos colocamos  de pie o sentado
-   Con micro, sin micro…
-   Con guión o sin guión...
En el Debate, la organización del espacio es totalmente diferente,  los participantes tienen una distribución enfrentada por lo tanto cuando comenzamos en infantil comprobamos que situarlos sentados unos en frente de otros les ayudaba a entender el posicionamiento. El visionado de vídeos y la asistencia a debates de otros cursos nos ayudó a diversificar la distribución del espacio, ¿donde se sitúa la figura del moderador?

La figura de los oyentes: en el caso de las exposiciones orales y  los debates el resto de alumnado que no participa directamente en el debate o el la exposición asume el rol de espectador. Esto conlleva una distribución en el espacio que permita no solo escuchar al grupo que expone sino que pueda visualizarlo, por lo tanto nos sentamos de cara a las personas que hablan, a medida que hemos trabajo con nuestro alumnado descubrimos que el rol del oyente no es pasivo, por el contrario no sólo indica con su postura corporal el interés por el que habla sino que puede tener un rol activo durante y después de la exposición o el debate.    Durante el desarrollo de la actividad con la toma de notas por lo que no  sólo dispondrá de material para anotar sino que hemos de posibilitar que el espacio permita esta actividad y al finalizar la actividad abriendo formulando preguntas.

EN TODOS LOS CASOS:  Este cambio en el rol del alumnado es un proceso que conlleva un cambio en el que el rol del docente y por lo tanto su localización en el espacio también podrías resumir el proceso que hemos seguido de la siguiente forma:
-       En una primera fase el docente como modelo dirige la asamblea


La maestra da el turno de palabra y conduce el diálogo
-       La/el docente acompañante,  es el alumno el que dirige y el docente apoya, media..


-       El alumnado asume el rol de moderador/a. la/el docente permanece fuera del espacio de la asamblea en un segundo plano.
La maestra se sitúa en un lugar secundario
Nuestro objetivo es conseguir que el alumnado asuma la gestión de la actividad

La maestra está fuera del espacio de la asamblea
Autoría: María Jesús López Carrillo y Francisca Espinosa Canet. Maestras de educación infantil