lunes, 12 de diciembre de 2011

EL GUIÓN ME AYUDA A ORDENAR "LA CABEZA"

Hola soy Carmen del blog Aula de Infantil y os dejo una pequeña experiencia que nos ha ayudado a valorar la necesidad de preparar las exposiciones (trabajando la argumentación, la trama; y practicando, practicando) y de elaborar un guión (que sirvió más para ordenar ideas que para realizar la exposición oral, más adelante explicaré por qué).
Me gustaría compartir aquí dos vídeos sobre la exposición oral de un kuentalibros realizado por Juan Diego, un niño de 5 años, (supertímido, supercallado, supermodosito, superdesapercibido... Lo de los "super" ha sido una influencia de los superhéroes de nuestro Luis, Je, je, je). 
El primer vídeo está poco preparado y no se le prestó demasiada atención al guión, estaba bastante desordenado. Ya tenía suficiente con que fuera capaz de hablar ante una cámara y ante un grupo; como he dicho antes es muy, pero que muy tímido. Para el segundo, se elaboró guión y se le dedicó más tiempo a prepararlo. Además, el primero sirvió para analizar la situación y descubrir lo que se tenía que mejorar. 
El guión que preparamos con  Diego era muy detallado, puso todo lo que quería decir. Yo le daba pistas, le sugerí que hiciera un listado de preguntas a las que él fuese contestando con su exposición. Pero, el insistía en ponerlo todo. Escribió todo lo que quería decir. Elaboró un texto escrito "a su manera" (está en la etapa silábico-alfabética) donde las ideas estaban bastante ordenadas, había una estructura en su exposición:
-Saludo
-Presentación
-Edad
-El colegio 
-El título del libro, la editorial, el autor...
-Trata de... sin decir el final.
-¿Por qué quiero que lo leáis?
-Despedida.
(Siento no poder poner una imagen del guión porque cuando vine a darme cuenta se lo había llevado a casa con su libro).
Cuando hicimos el ensayo para la grabación, él se limitaba a leer todo el texto, y... ¡claro! no se trataba de leer, sino de contar. Volvimos a empezar y volvía a depender demasiado del texto escrito. Así hasta 3 veces. Le comenté que el texto podía tenerlo en la mesa, cerquita y podía mirarlo de vez en cuando, pero él era el que debía de contar, sin mirar demasiado al texto. Fue imposible. Su mirada se iba directamente al papel escrito y se ponía a leerlo, con soltura, eso sí, porque lo había elaborado él; pero, no se trataba de esto. Así que pensé, en grabarle sin el guión y que él contara todo aquéllo de lo que se acordara. Y esto fue mucho mejor. Lo practicamos sin el guión y cuando se sintió más seguro me dijo: "Seño, ya me puedes grabar". Y así lo hice. 
Cuando terminó la segunda grabación, la vimos con el grupo y la aplaudimos mucho.
¡¡Como mejoró su exposición Juan Diego!!
En privado, le pregunté: Diego cómo prefieres hacer el kuentalibros ¿con guión o sin guión? 
Y va y me dice:  "Seño, con el guión me atranco, me paro, porque tengo que leerlo todo porque lo he escrito. No puedo mirar a la cámara porque tengo que leerlo porque lo he escrito. Después, sin el guión ya miro a la cámara y hablo seguido y cuando pensaba, el guión me ayuda a ordenar la cabeza y... seguía hablando".  
Creo que a su manera, Diego se ha explicado bastante bien. Más o menos vino a decir eso. 
Este es un ejemplo más de la dependencia que causa el uso de guiones en estas edades que se están apropiando del hecho de escribir y de leer. Sin embargo, estoy descubriendo que al igual que a nosotras,, el guión nos ordena los pensamientos, podemos priorizarlos, le damos forma, cuerpo... Es una estructura importante que sujeta el discurso y es bueno que la hagan y que practiquen con él, aunque luego, no la utilicen  presencialmente, en la exposición. Pero su pensamiento ya está guiado por haberlo elaborado.
También creo que cuando Diego lleve unos cuantos guiones más seguro que le coge el gustillo y aprenderá a sacarle partido. Estamos en ello.
No se que pensaréis vosotras, ya me diréis. 
Como ya me he enrollado demasiado os dejo con los vídeos.
Nos vemos el miércoles.
Un Superrrrrrrrrrrrabrazo para todas, y, para Luis.